Uno de esos momentos en los que simplemente tienes ganas que hacer nada. De esos momentos en que ves todo como algo muy difícil de terminar (o siquiera empezar), de esas veces que procrastinas todo el día y lo único que tienes ganas de hacer es echarte en el sofá y ver televisión o estar en la computadora perdiendo el tiempo.
Cuando a mi me dan ganas de hacer nada lo que hago es cambiar drásticamente. Me paro de repente y pienso rápidamente en algo complicado. Me pongo a caminar rápido, salto o si tengo a alguien cerca, comienzo a hablar muy rápidamente y voy saltando de tema en tema sin sentido alguno. Unos 30 segundos de este cambio repentino de acción y me pongo a trabajar.
El cambio drástico pone mi cuerpo alerta y me llena de energía por un instante, y eso es todo lo que se necesita para sacudirse esas ganas de hacer nada y ponerse a trabajar de inmediato.
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