Foto por Adam Foster
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Estas tres entidades son un intento de explicar la actitud y reacciones humanas, y funcionan bien en muchos casos; dividen la mente en tres partes. El ego, que se puede definir como el yo consciente. Es la entidad más conocida y la que nos acompaña todo el día en nuestros pensamientos. El ego es todo aquello de lo que somos inmediatamente consciente, se alimenta de los cinco sentidos más conocidos. A su vez, es la que recibe ordenes de las otras dos entidades y hace, a su manera, que todo el sistema se mantenga en equilibrio. El ego también conocido como el 'Yo adulto' debido a que, más que nada según cánones sociales, una persona adulta y madura es consciente de sus propios deseos, necesidades y sentimientos.
El ello es, a mi parecer, la parte más divertida de la mente humana. El ello es dueña de todo aquello de lo que somos inconscientes y se alimenta de nuestros sentidos internos así como como de nuestros deseos primarios (alimento, descanso, sexo y demás cosas de la pirámide de Maslow). El ello es también conocido como el 'Yo niño'. Un bebé es básicamente la mejor representación de esta identidad, porque es un manojo de necesidades sin coherencia. Un niño, por ejemplo, sabe que quiere comida y por eso llora cuando no la obtiene de inmediato, pero no sabe precisamente porqué quiere la comida, no es consciente. Solo obedece los deseos primarios de su cuerpo (y cuando estos son satisfechos, pasa a los deseos secundarios).
El superego, que es el que más tardíamente se forma, logra suprimir en muchas ocasiones las determinaciones del ego (de ahí el prefijo 'súper'). El superego también se puede ver como nuestro 'Yo social'. Es alimentado por los cánones sociales así como por la información que nuestros sentidos recaban provenientes de otros entes humanos. El superego es el que muchas veces nos hace decir cosas que realmente no queremos cuando estamos con otras personas; es el responsable de que nuestro comportamiento cambie ligeramente dependiendo de la persona con la que nos encontremos.
Cualquiera de las tres entidades puede amainar la determinación de las otras dos. Algunas personas tienen más pronunciada la determinación de una de ellas. ¿Para quién vive esa persona, para sí misma, para sus impulsos o para otros?
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