Yo no soy yo todo el tiempo

Foto por Cristóbal

Me siento tonto al pensar que soy yo todo el tiempo, porque lo cierto es que no soy yo todo el tiempo. Muchas cosas nos hacen actuar de una manera diferente de lo que normalmente lo haríamos. Puede ser reaccionar ante un escenario que está relacionado con un trauma pasado. Algo tan sencillo como alguien que no tiene problemas con trabajar con herramientas peligrosas en un taller con máquinas golpeando y metal sonando en todas direcciones, pero de alguna manera tiene miedo a la llama de la estufa porque en su pasado eso ocasionó un incendio. Conozco un par de personas que reaccionan de manera violenta a cosas que, en principio no parecen arriesgadas, y que veo todos los días hacer cosas un millón de veces más peligrosas.

Las emociones también nos colocan en ese lugar. «No eres tú cuando estás enojado» (o cuando tienes hambre), es algo que se escucha por la calle. Cuando alguien está enojado, no parece pensar lógicamente y hace cosas que nunca haría de estar experimentado otra emoción. Algunos alimentos y bebidas también hacen que nos comportemos de una manera diferente, el alcohol, el tabaco y grandes cantidades de cosas de todos los días como el azúcar: un poco de este compuesto no te hace actuar diferente, pero comer dulces todo el día sin duda pondrá a más de uno hiperactivo, energético, tal vez más vibrante y contento.

Todas estas cosas hacen que nos comportemos diferente. Pequeñas cantidades de determinados alimentos hacen que tomemos decisiones que nunca tomaríamos. A veces no se nota, simplemente decimos «Hoy me siento diferente, no sé porqué, pero esto me parece buena idea». Es el resultado de esos cambios que, de nuevo, pueden ser el resultado de influencias emocionales, alimenticias o de alguna otra índole. Incluso una emoción sencilla en grandes cantidades y con gran fuerza puede hacer que nuestro comportamiento varíe: La tristeza —pasar una gran perdida—, la soledad tal vez, la felicidad rebosante —de esos días que te sientes realmente bien, el cielo brilla y sientes que podrías hacer cualquier cosa.

Entonces, yo no soy yo todo el tiempo.

¿Y quién soy cuando no soy yo? ¿Quién diantres está tomando todas esas decisiones? Si yo no estoy actuando dentro de mi consciencia pero aun así mi cuerpo se mueve y responde a esas decisiones, entonces yo debería ser quien está tomando esas decisiones.

Lo que sucede con estos cambios que pueden pasar desapercibidos por uno mismo es que el cerebro siempre intenta encontrar lógica en nuestras acciones. Para la lógica, la disciplina, cualquier cosa puede tener coherencia porque todo depende que axiomas se tomen inicialmente. Estos axiomas son como reglas básicas que rigen toda la cadena de argumentos, verdaderos por sí mismos y sin necesidad de demostración, son como los cimientos de un edificio. Como no existe una serie de axiomas que funcionen para todo, se usan una batería diferente para cada caso. Muchos de estos se repiten en diferentes escenarios.

El cerebro usa un mecanismo similar —pero mucho más complicado porque el cerebro es el cerebro y es genial—. Para cualquier acción o raciocinio interno, puede encontrar lógica porque solo tiene que cambiar los axiomas para que la estructura se mantenga estable y así poder seguir actuando. La ira, por ejemplo, hace que muchas personas sean capaces de cosas horribles, cosas que nunca harían, actos que están en contra de su propia ética y lógica. Pero durante un ataque de ira los pueden llevar a cabo porque el cerebro cambia todas esas reglas iniciales para satisfacer ese impulso energético, lo que puede ser venganza.

Y esa persona, capaz de hacer cosas horribles durante un ataque de ira, ¿quién es?

Yo soy yo. Yo soy una suma de todas esas actitudes diferentes y, casi, anormales que se dan cuando estoy dopado de emociones o de otras cosas y mi cerebro encuentra la lógica para actuar de una manera tan diferente. Yo no soy «quién debería ser» o quién creo ser. Yo soy un conjunto de todos esos errores y aciertos en mi actitud.

También puede interesarte:
-Juguemos con la identidad personal.
-Ello, ego y superego - ¿Por qué nuestra actitud a veces cambia?