Foto por Cristóbal |
A mí me gusta escribir cuentos. Contar historias llenas de mentiras. Crear personajes que nunca existieron y dibujarles un pasado, a veces trágico, a veces alegre. Colocarles barreras y obstáculos enormes, verlos sufrir y caer ante aquellos contratiempos. Con todo, no voy a mentir diciendo que contar historias es lo más sencillo del mundo. Se necesita creatividad, inspiración y una habilidad con el idioma que hay que entrenar. Y justo para ello, hay una par de ejercicios que vale la pena hacer.
Encadena historias.
Este ejercicio es sencillo. Simplemente necesitas inventar un personaje, describe todo sobre él. Desde sus aspectos físicos hasta sus aspectos emocionales. Luego dibújale una historia. Cuando termines, escribe una segunda con un personaje diferente. Así, vas a escribir cinco historias diferentes. Pero, y aquí está lo interesante, encárgate de que cada una de las historias esté ligada con la siguiente de alguna manera. Enlaza a estos cinco personajes tan diferentes y con vivencias tan dispares. Las historias pueden ser tan largas y cortas como necesites.
Los ojos serenos que miran al excéntrico.
En este caso la historia se tratará de un personaje de lo más excéntrico posible. Puede estar loco o ser alguien que se burla de todo y no toma nada en serio. Simplemente dibuja al personaje más dispar que puedas pensar. Y, como si fuera un historiador el que cuenta su historia, colócalo en un cuento con un tono serio, dramático, si quieres hasta oscuro. Intenta narrar sus actos sin sentido de la forma más tranquila y dramática posible.
El tiempo al revés.
Este ejercicio no propone personajes ni modos de contar sus aventuras, solo hay que crear una historia, de cualquier tipo, pero la narración será al revés. Empezarás por el final e desarrollarás hasta el principio. El tiempo transcurre al revés, así que toma en cuenta que los vasos de agua no se llenan cuando se inclina una jarra sobre ellos, no, se vacían. La gente se levanta por la noche y se va a la cama por la mañana. Las hojas no caen de los árboles, estas se elevan del suelo y se adhieren a las ramas. Debes de tener en cuenta todo esto al contar la historia.
Escribir y escribir.
Este ejercicio no es realmente un ejercicio. Es pura fuerza bruta. Si uno realmente quiere mejorar en esto de escribir no puede solo hacerlo cuando tiene ganas, cuando se siente inspirado o cuando se tiene un momento libre. Hay que escribir a diario, y un montón. Aunque uno no escriba cuentos todo el tiempo, se puede escribir lo que se piensa, o lo que pasó en el día, o lo que uno espera que pase. Expresar la opinión de algo por escrito. Lo importante es mantenerse escribiendo.
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