El arte de divagar y escribir

Foto por Cristóbal

Suelo tener conversaciones en mi cabeza, a veces se centran en cosas rutinarias como por qué coloco mantequilla en el pan y no mermelada, y otras veces son más elaboradas. Recientemente tuve un debate interno muy interesante sobre como es que los seres humanos estamos tan seguros de lo que queremos y necesitamos cuando realmente creemos que estamos seguros de ello.

En mi caso, busco deliberadamente momentos en los que no tengo nada que hacer. Momentos que otras personas matarían con el termino 'aburrirse'. En ese caso simplemente pienso 'Sí, aparentemente busco aburrirme'. En estos momentos es cuando mi mente comienza a divagar y comienzo a pensar en un tema y otro, a saltar de un debate interno a otro. No importa en que piense ni como lo haga, es mi mente y ahí no hay ninguna clase de censura o prejuicios. Puedo pensar e imaginar lo que yo quiera.

Luego llega el momento de plasmar esa sopa de ideas. Antes solía pensar que era momento de darle un sentido y coherencia. Pero ahora decido escribir como pienso, literalmente. Por que escribir de memoria, intentar recordar lo que pensé y plasmarlo simplemente resulta en ideas llenas de agujeros. No logro recordar todo (no entiendo como es posible recordar todo lo que uno piensa, ni siquiera recuerdo que desayuné hoy) y termino frustrándome por ello. Así que escribo pensando en lugar de escribir recordando.

Simplemente me repito a mí mismo que no estoy escribiendo, solo estoy pensando. Porque cuando pienso no hay ética ni reglas, no hay necesidad de coherencia. Puedo iniciar con el clímax, saltarme la introducción y obviar el final. O empezar por un final, una conclusión, y armar hacia atrás la linea ideas que me hacen llegar ahí.

Esto suele resultar en textos sin sentido, pero no importa, luego puedo volver a ellos, darles un orden y sentido, formato y demás.

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