Foto por Cristóbal
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El estrecharse la mano viene de una costumbre de la Edad media, donde te podían matar y nadie se daba cuenta. Donde el simple hecho de encontrarte a un caballero ya era motivo para ponerse en guardia. Bien, saludarse con la mano derecha era más que nada un saludo de caballeros —que luego el proletariado adoptó por respeto o admiración—, porque al estrecharse precisamente esa mano, los caballeros que se saludaban estaban seguros de que el otro no iba a desenfundar un arma y terminar su vida en el acto. Era una forma de decir 'Vengo en paz, no me mates y no te mato'.
Lo que prevaleció con el tiempo, aun entre los caballeros zurdos que eran minoría, como motivo de paz entre dos desconocidos.
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