Foto por Jeroen Bennink
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Resulta que la callada y tímida letra es en realidad un vestigio de otra letra. En el español de la antigüedad, muchas palabras que se escriben con 'H', en realidad tenían una 'F' (facer por hacer, por ejemplo) pero con el tiempo, y las flojas bocas de sus hablantes, esta 'F' inicial iba perdiendo sonido. Lo que resultó en una efe muda en algunas palabras. Así llegó al rescate nuestra actual hache muda, sustituyendo la 'F' en las palabras que ya nadie se molestaba en recordar que tenía una.
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