Foto por Cristóbal
|
El termino 'inteligencia' se usa mucho en las computadoras y en esas cositas que sirven para hacer llamadas y que caben en nuestros bolsillos. Pero, ciertamente, como hay diferentes tipos de 'inteligencia' entre el saber humano, hay más de una forma de declarar que una máquina, de hecho, es inteligente.
No es más que confundiendo a una persona. Se trata del Test de Turing. En este, una persona (el juez) se sienta tras dos pantallas de computadora. Una de ellas controlada por un ser humano y otra por una máquina. El juez hace preguntas, charla, responde con ambas pantallas. Si este es incapaz de distinguir cual es la máquina y cuál el ser humano, entonces esa máquina se considera inteligente.
En el caso de esas nanocomputadoras que actualmente llamamos 'Smartphones', el uso del termino deviene más que nada en una estrategia de mercadotecnia, pero analizando las posibilidades de estos aparatitos un poco, hasta podemos decir que se merecen semejante titulo. Y esto se debe a que una sola de estas máquinas no es inteligente, es como tener la única máquina de fax en el mundo. ¿A quién le vas a enviar un fax? El ecosistema que estos pequeños aparatitos han creado es lo que, de alguna forma, los hace merecedores de ser llamados inteligentes. Porque su fuerza radica en su número. En cuestión de minutos, algo sucede en el algún rincón del mundo que hace que el resto del mundo, enterados a través de una noticia leída en su nanocomputadora de bolsillo, centre su atención en ese tema. Miles y miles de personas que estaban pensando en sus propias vidas, en sus propios problemas, por algún azar del destino terminan revisando las ultimas noticias. Y pum, de la nada estos aparatitos juntaron millones de personas hablando del tema.
Más que la máquina ser inteligente, es la red la que es inteligente.
También puede interesarte:
-Cuando el celular se vuelve enemigo de tu productividad.
-Se más productivo - El tesoro de las cero notificaciones.